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EDITORIAL XIII

El informe austero y desangelado que presentara Fernando Larrazábal Bretón, con motivo de su segundo año de Gobierno, es una prueba palpable de que el caso del Casino Red lo tiene prácticamente aniquilado desde el punto de vista político.

El rostro de Larrazábal lo decía todo, está pagando las consecuencias que ha traído este escándalo donde se vio envuelto su hermano Jonás, por el delito de chantaje y el hombre de todas sus confianzas, Miguel Ángel García Domínguez.

Los supuestos logros de la administración municipal pasaron prácticamente desapercibidos para la comunidad regiomontana, que todavía no digiere del todo los presuntos actos de corrupción que se ventilaron en las últimas semanas en torno al negocio ya mencionado.

Aunque Fernando Larrazábal ha intentado en varias ocasiones resaltar que su gobierno ha luchado en contra de la operación ilegal de los casinos en la capital del Estado, lo cierto es que dicho argumento ha ido quedando por los suelos ante las sospechas del chantaje en que se involucrara a Jonás Larrazábal y Miguel Ángel García, aunque este lunes quedara en libertad el primero de ellos, ante el perdón que le otorgara el apoderado legal del Casino Red.

Lo extraño es que el Alcalde regio no cesa en su empeño de presumir acciones que no fueron propiamente realizadas por su gestión, como lo es el retiro de los comerciantes de Reforma y Colegio Civil, que fueron más bien removidos de estas arterias por las autoridades federales, específicamente de Hacienda y de la PGR.

Otro punto interesante que ya habíamos comentado en nuestros espacios editoriales, es el relativo al cierre de los antros en Villagrán, lo cual sobrevino después del ataque que sufriera uno de los antros ubicado en esta calle y ante las amenazas vertidas por las delincuencia, fue que el resto de los negocios que operaban en la misma arteria fueron cerrados prácticamente por sus dueños, por temor a sufrir represalias de parte del crimen.

Entonces lo correspondiente a las obras que tiene paralizada casi a la ciudad de Monterrey, viene a ser un punto negativo más en contra de Larrazábal Bretón, que se encuentra hoy más contento luego de que su hermano abandonara las celdas del Cedeco, en virtud de la libertad que se decretara a favor de Jonás. Sin embargo, ante la manera en que se dio esta libertad, no quiere decir que el delito de chantaje no se hubiera cometido.

Lo ideal hubiera sido que Jonás ganara la etapa del juicio penal, o bien, la del procedimiento de garantías, para demostrar que era inocente de los cargos que se le estaban imputando; pero ante la situación del perdón, quedará siempre la duda de la plena responsabilidad de Jonás en los hechos consignados.

En pocas palabras, la libertad de Jonás se dio prácticamente derivada de un acuerdo entre las partes y aunque el proceso se da por concluido, todavía falta ver si la Procuraduría seguirá con la investigación del cohecho, situación que se antoja muy difícil por el manejo que se dio a este asunto.

Y aunque Fernando Larrazábal vaya a resaltar este hecho, es claro que la sociedad ya lo tiene debidamente juzgado y la condena no es precisamente favorable a sus intereses.

LIC. RAUL CARRIZALES GONZALEZ

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