EDITORIAL II
Los cuestionamientos de los diversos sectores en relación al actuar de la administración estatal, encabezada por el Gobernador Rodrigo Medina de la Cruz, en el tema de la inseguridad, se debe en gran parte, a que su Gabinete en el área de la seguridad, se ha visto muy pasivo e ineficiente a la hora de enfrentar tanta violencia en la entidad.
Independientemente de los sucesos en donde la delincuencia organizada tiene participación, lo que ya tiene sumamente molestos a los ciudadanos son el aumento de los delitos menores relacionados con el fuero común.
Los delincuentes han aprovechado el detalle de que todo se le quiere vincular con el crimen organizado y están sacando provecho de ello.
Lo peor del caso, es que las autoridades están demasiado estancadas en su función y en cierta medida, hasta parece que ya no les importa velar por la seguridad de la comunidad, sino por la suya propia.
Por esa razón vemos que por las noches es casi nula la presencia de oficiales de policía y de tránsito, quedando la sociedad a merced prácticamente de la incidencia delictiva.
El llamado Semáforo del Delito se utiliza más para politizar la cuestión de la seguridad, que para tomarse en cuenta y resolver las fallas que este instrumento aparentemente da a conocer de los diferentes municipios.
Y si a eso aunamos la falta de prevención del delito, donde no se ve por dónde se pueda abatir tanta delincuencia del fuero común, es muy peligroso el futuro del Estado de Nuevo León.
Se habla de estrategias en materia de seguridad, pero en la práctica éstas son nulas, tenemos un Consejo Ciudadano de Seguridad, que más bien pareciera un “club de amigos”, no se ve algo real en materia de seguridad.
El Instituto Estatal de Seguridad Pública, es un “elefante blanco”, donde ni siquiera el titular dedica el 100 por ciento de su tiempo a las atribuciones que le marcan la ley. Los recursos de este organismo están totalmente desperdiciados.
Así no se puede mejorar la seguridad en Nuevo León, bien dice parte del slogan del Gobierno estatal “UNIDOS”, si unidos pero para dejar de hacer lo que protestaron llevar a cabo.
Las puertas de las oficinas están muy anchas para que, aquellos que no puedan llevar a cabo su cometido, opten por salir de las mismas. De funcionarios comodines e ineficientes, la comunidad ya está cansada.
LIC. RAUL CARRIZALES GONZALEZ