Es José Alfredo un especialista en el Derecho Penal y Amparo
Por Elizabeth Jaramillo
A los 25 años ya era Juez del fuero común
El mazo (mallete) que se encuentra sobre su escritorio llama sin duda la atención, este artículo decorativo le antecede y da una idea de su personalidad.
Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, José Alfredo Rodríguez Treviño recuerda que siempre fue un estudiante dedicado y sostiene que a maestros como Agustín Basave, Ernesto Araiza, Alejandro Garza Delgado, entre otros, les debe mucho de lo que es hoy.
“Hay una anécdota que no se me va a olvidar nunca, porque el día que nos graduamos y que iban a tomar la foto de generación mi amigo y compadre Omar Ramos Garza, me pidió que lo acompañara al carro por que se le olvidó la corbata de moño, íbamos de smoking, y yo le dije no porque ya nos iban a tomar la foto y me insistió diciéndome que el carro estaba a dos cuadras, entonces no era cierto, no eran dos cuadras eran como diez y luego no encontraba el carro, yo estaba desesperadísimo por regresar a la Explanada de los Héroes, y pues después de encontrar el dichoso carro y la corbata llegamos y ya habían tomado la foto, no tengo foto de generación gracias a mi compadre”, dice sonriendo.
El licenciado José Alfredo Rodríguez Treviño, dedicó los primeros 17 años de su carrera a la vida judicial, primero como secretario proyectista, para después ser Juez Mixto en municipios fuera del área metropolitana como Galeana, China y Cadereyta; posteriormente, en la ciudad fungió como Juez de lo Penal en Guadalupe y Monterrey.
“En mi familia no había nadie que fuera abogado, pero siempre me interesaron las ciencias sociales y desde joven me interesé en ser juez, por las causas, por la equidad, por el derecho y eso fue lo que me impulsó a perfilarme… A los 25 años ya era juez en un distrito foráneo en Galeana”, menciona Rodríguez Treviño, en entrevista exclusiva para Equidad.
Explicó que las oportunidades que le ofreció la vida lo llevaron por el camino de la judicatura, pues el servicio social lo hizo en el Departamento Jurídico Gratuito de la Universidad de Nuevo León, su Alma Mater, en donde se familiarizó con el sistema judicial y posteriormente ingresó como meritorio a un Juzgado Penal como primer paso de su carrera.
“Tuve la suerte de que en muy poco tiempo me hicieron escribiente, en muy poco tiempo me hicieran secretario y en muy poco tiempo me hicieran juez, yo duré tres años como secretario y luego desempeñé durante 12 años consecutivo la carrera de juez en diferentes municipios fuera del área metropolitana”, expresó el jurista.
Explicó que durante el tiempo que radicó en otros municipios del Estado se pudo percatar de la gran diferencia que significa esto, pues los delitos se cometen según el núcleo social, las costumbres de la población y en el territorio.
“En el sur del Estado ví muchos abigeatos, despojo de inmuebles, problemas de herencias, y asesinatos; y aquí en la ciudad hay una gran variedad de delitos como robos, a casa habitación, a vehículos, delitos contra la vida o contra la integridad corporal, muchas lesiones, violaciones, homicidios, en fin, el territorio y el ser de cada sujeto, sus costumbres es lo que influye en la comisión del delito”, señala el ahora litigante.
Entre las anécdotas que recuerda, menciona una sucedida en Guadalupe, que aunque pareciera un caso de serie televisiva, dijo que tocó fibras muy sensibles.
“Me tocó resolver el de una mujer que era constantemente agredida por su marido, se ejercía una violencia familiar muy extrema, y ella un día toma la decisión de acabar con eso, el marido llega tomado, tienen una discusión muy fuerte y ella se defiende y lo asesina; llamó mucho la atención de la comunidad y yo tuve el valor de resolver que había actuado en legítima defensa y la puse en libertad”, expresó.
También comentó sobre otro caso en Galeana, en donde a un joven fue a pedir la mano de su novia, sin embargo esta le fue negada. Más tarde, ebrio, el joven esperó al padre de su novia en un camino vecinal y lo asesinó con más de 10 balazos.
Expresó que son muchos los factores que propician este tipo de delitos en los que en la mayoría de las ocasiones están presentes el alcohol, la pobreza y los celos, aunque la violencia no es privativa de ninguna clase social o capacidad económica.
Rodríguez Treviño, agregó que hoy en día la variedad de los delitos que se cometen es muy grande y que seguramente los jueces que ahora se hacen cargo de impartir justicia tienen una tarea bastante difícil de realizar. En este sentido recordó a su ex compañero, el Juez Tercero de lo Penal Ernesto Palacios quien fue ejecutado el 21 de enero del 2008.
“Es una cuestión natural que los jueces tengan miedo, pero también me consta que no les tiembla la mano para firmar una sentencia, pero anímicamente si se han de sentir presionados, atemorizados por que seguramente han recibido amenazas de diversa índole y eso los perturba y no los dejan actuar con libertad, pero creo que la inmensa mayoría hacen a un lado cualquier tipo de presión y resuelven como debe ser”, sostiene.
Desde 1996, José Alfredo Rodríguez Treviño ha encabezado su propio despacho jurídico JART Abogados, esta vez desempeñándose como abogado postulante en diversas ramas del derecho con especialidad en materia Penal y de Amparo, siendo representante legal de empresas dedicadas al ramo de la construcción, autotransporte, casa de cambio, seguros y fianzas, tiendas de conveniencia, transporte ferroviario y del sector público.
Otra de las ocupaciones en las que se ha desarrollado es al frente del Colegio de Jurisprudencia, en donde ha realizado sesiones ordinarias con los agremiados en donde han sido acompañados por el Presidente del Tribual Superior de Justicia, el Procurador de Justicia en el Estado, Magistrados de los Tribunales Colegiados de Circuito, además de la organización de sesiones académicas, cursos con la Universidad Regiomontana, entre otras actividades.
“Hoy más que nunca creo que los organismos necesitan la participación de los colegios de abogados, para aportar ideas para la formación de leyes, para un mejoramiento en el sistema de impartición de justicia, podemos aportar bastante los colegios y hoy más que nunca estamos unidos”, mencionó con firmeza Rodríguez Treviño.
Indicó que las relaciones que se han entablado a lo largo de su periodo al frente del Colegio de Jurisprudencia en Nuevo León A. C. son invaluables pues como parte de la Federación de Colegios Profesionales tienen encuentros con médicos, odontólogos, arquitectos y gran variedad de profesionistas.
“A mí me gustaría que se llegara el momento en que todos los profesionistas que estamos organizados, que alguien nos vigile y nos sancione que existen códigos de ética que debamos de cumplir, y creo que es una función muy básica de los colegios y que incluso se pueda calificar a los agremiados… Creo que si los colegios buscáramos la forma de mantenernos asociados y vigilando la conducta de los abogados, se brindaría un mejor servicio”, señaló.
En cuanto a su familia, menciona que tiene tres hijas, solo la mayor ha seguido sus pasos a la abogacía, mientras que la segunda estudió mercadotecnia y la más pequeña aunque empezó estudiando leyes luego de un semestre optó por cambiar de carrera, y seguir en el camino de la educación especial para niños con capacidades diferentes.
Sin duda, José Alfredo Rodríguez Treviño, es uno de los abogados con más experiencia en la materia penal en el Estado, su paso por la función judicial por más de 17 años, aunado a los 13 que tiene encabezando su propio despacho especializado en dicha materia, es un referente de ello.
NOTA DEL EDITOR.- Algunas circunstancias y fechas pueden haber cambiado, en virtud de que esta entrevista salió publicada en la edición impresa de la Revista Equidad número 14.